Muy al margen de la opinión política que se pueda tener, lo primero que me gustaría dejar claro es que este post no busca dar ni recibir lecciones de historia.
Lo que sí es cierto, 31 de julio encontré a Ponce en un restaurante, con el bolsillo lleno de pinceles, el estómago vacío y la cabeza llena de canas y de ideales. Me decía que estaba esperando a no sé quién para discutir no sé qué cosa relacionada con el desalojo de los vecinos en el Casco Viejo.
Me senté a oir qué contaba porque de nunca se deja de aprender de la gente como él. De hecho, es de las poquísimas personas que conozco que en verdad vive para trabajar para el futuro y presente de los demás, aún a costa del suyo propio.
Sin grandes pretensiones, me dejó este bosquejito para conmemorar los 80 años de Fidel. Posiblemente se parezca más a Osama; pero para mí, más que Osama, Fidel o cualquier otro archienemigo de la democracia yanki, representa a Ponce. Así que colegas, camaradas y compañeros, les presento a mi amigo Ponce.
Al día siguiente, el mundo amanecía con las noticias del estado de salud de Fidel y todo lo que vino después.
8.10.2006
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2 comentarios:
Hola acabo de descubrir tu blog, tienes uns fotos muy interesantes, volveré.
cuando quieras
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